La SENSIBILIDAD o capacidad para sentir puede ser cultivada, anestesiada o endurecida hasta dejar de sentir.
Cuando perdemos el interés por las personas, nuestra sensibilidad se convierte en un enorme flotador defensivo que se alimenta de lo secundario y lo que nos hace sentir bien o mal depende de los gustos o disgustos. Las imágenes entonces van hacia la diversión, a pasar el tiempo lo mejor posible, en lugar de ver en la diversidad de los otros una posibilidad de aprender. Aferrados a cosas que nos debilitan, perseguimos caprichos con los que tratamos de suplir la falta de sentido o la falta de buenos amigos.
Entonces la sensibilidad nos devuelve a aquel paisaje en el que nos formamos, cuya forma quedó impresa en un tempo que ya se fue, cada vez a mayor distancia del ritmo actual que llevan los acontecimientos.
Una buena medida de la sensibilidad es el tiempo que dedicamos a intentar comprender a los demás
ResponderEliminarTodos a terapia ya!
ResponderEliminarMuy bueno. 🤩
Gracias Rosa,
ResponderEliminarRosa y Meri