LAS COSAS VAN BIEN CUANDO...

"Las cosas van bien cuando marchan en conjunto, no aisladamente"

La dirección en la que se mueve nuestro sistema social produce violencia y genera graves problemas al planeta, a las poblaciones y a los individuos. Esta dirección mezcla lo primario con lo secundario. Los temas importantes no se resuelven porque se da prioridad a los beneficios económicos mientras se desatienden los temas que van a la raíz de las desigualdades (salud, educación o cambio climático). También las relaciones personales arrastran estas deficiencias, se rompen con facilidad por depender más de aspectos secundarios (dinero, gustos, protagonismos,..) que de una imagen a futuro común que nos ayude a crecer.

Las cosas no van bien cuando sentimos que tenemos problemas, nos encerramos en una postura, el entorno se nos presenta hostil y desatendemos a la gente que nos trata bien. Sin embargo cuando cuidamos nuestras relaciones, ponemos atención a mejorar los ámbitos en los que se desenvuelve nuestra vida, sentimos que todo cambia, captamos esa dirección en la que vamos bien.

Dar prioridad a lo que UNE es ir un poco más allá en el tiempo para coger la perspectiva desde la que modificar la mirada. Que no consiste en perder, ni ceder, sino en comprender desde otro lugar.

Avanzamos en esta nueva dirección al orientar nuestra INTENCIÓN hacia el cambio que queremos. Empezando por la expresión de nuestros puntos de vista, superando la autocensura. Luego poniendo el interés en entender y captar la intención del otro. Hasta llegar a atisbar un horizonte sin violencia en el que CONFLUYAMOS sin renunciar a cada DIVERSIDAD.

"¿Por qué necesitaría el ser humano transformar el mundo y transformarse a sí mismo? Por la situación de finitud y carencia temporoespacial en que se halla y que registra como dolor físico y sufrimiento mental. Así, la superación del dolor no es simplemente una respuesta animal, sino una configuración temporal en la que prima el futuro y que se convierte en impulso fundamental de la vida."                

Silo. Cartas a mis amigos