Conciencia busca...

 Conciencia busca espíritu.

En el sustrato más profundo, enormes placas tectónicas flotan a la deriva sobre un magma ígneo. Sin dejar su imperceptible movimiento, chocan entre sí y se desplazan. Al hacerlo se abren grietas en los suelos, escupen lava los volcanes o se pliegan las grandes montañas. 
Algo así debe ser lo que sucede con la espiritualidad... Cada cierto tiempo parece abrirse una grieta que surca la conciencia del ser humano. Por ella irrumpen fuerzas no contempladas que provocan la caída de viejos mundos o impulsan la creación de otros nuevos.
Imagino al homo sapiens en lo alto de una colina, mirando en la oscuridad de la noche el brillo de las estrellas. Seguramente aquel homínido ya se preguntó por la vida, por los animales, por todo lo que le rodeaba y no alcanzaba a comprender, o por la muerte.
Hoy el ser humano mira poco a las estrellas, en este momento aciago en el que cree escapar de su agitación interna consumiendo cosas o huyendo de sí mismo.
Sin duda que necesitamos una transformación profunda, querida y orientada hacia la vida y no hacia la destrucción.
Tal vez las personas, que vivimos un rato en este planeta, en este paréntesis espacio-temporal, tengamos que dar sentido a nuestra existencia como si de un juego se tratara, construyendo conscientemente con la propia vida el ser humano que queremos ser.
Cada gesto, cada acción, cada pensamiento vinculados a la construcción de algo trascendente da mayor sentido a la vida y menor temor a la muerte.




"Una nueva espiritualidad comienza a expresarse en todo el mundo. 
No es la espiritualidad de la superstición, 
no es la espiritualidad de la intolerancia, no es la espiritualidad del dogma, 
no es la espiritualidad de la violencia religiosa; 
es la espiritualidad que ha despertado de su profundo sueño 
para nutrir a los seres humanos en sus mejores aspiraciones".    Silo






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