La mirada se amplía ante la necesidad. En ese nuevo espacio conquistado por la mirada, entran cosas nuevas, aparecen relaciones distintas a las habituales y la profundidad es el regalo adquirido cuando se busca comprender al otro. A veces, pretendemos cambiar ciertas conductas referidas a otras personas sin modificar la mirada..., y esto no es posible. Solo al INTENCIONAR la acción válida hacia esa persona, la cosa cambia. Hay una apertura afectiva que modifica la mirada sobre ella y esto produce el cambio de conducta mental buscado. Por esto es que el desarrollo interno de una persona está ligado a lo que hace para que su entorno avance.
La mirada es el foco que utiliza nuestra conciencia para captar e interpretar la realidad. En cada ser humano coge su particular forma y tras ese modo de mirar no sólo existe la propia fisiología del ojo con sus conexiones cerebrales, también la intencionalidad personal que se abre paso a través de ella.
- En la mirada, que nunca es pasiva, mezclamos mecánicamente sensaciones internas con lo que creemos percibir del paisaje externo.
- Solo la reflexión sobre la propia experiencia permite ajustar la mirada. Pero será la intención del tipo de persona que queremos ser, la que de orientación a esos ajustes necesarios para evolucionar.
- Si la verdadera sabiduría está en el fondo de nuestra conciencia, todavía quedan muchas miradas por conquistar en esa necesidad de sentido que precisa el ser humano.
Muy bueno Rosa como siempre!
ResponderEliminarGenial Rosa, muchas gracias.
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