“Entonces no había lo existente ni lo no-existente; no había aire, ni cielo y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo. No había seres humanos, ni un solo animal; pájaro, pez, cangrejo, madera, piedra, caverna, barranco, hierba, selva. No había galaxias ni átomos... tampoco había allí supermercados. Entonces, naciste tú y comenzó el sonido y la luz y el calor y el frío y lo áspero y lo suave”. Las Nubes. Experiencias Guiadas. Silo
Según llegamos a este mundo, con la memoria vacía, abrimos nuestros sentidos. Es en los primeros años de nuestra vida cuando más aprendemos. Estas experiencias con el tiempo llenarán la memoria y servirán de base a nuestro modo de interpretar la realidad. Pero sucede que según avanza el tiempo, la memoria gana protagonismo en detrimento de los sentidos.
Abrir los sentidos se convierte con los años en un acto intencional. Porque en estos tiempos de ruido mental y de conductas incoherentes, de interpretaciones erróneas, de creencias desfasadas y de falta de referencias, nos estamos perdiendo la posibilidad de captar el mundo de un modo nuevo.
Cuando no nos interesa el mundo, los sentidos trabajan de una forma vaga e imprecisa. Entonces nos parece que todo sigue igual, que nada cambia.
Cuando estamos pegados a un interés, externalizados, los sentidos externos ajustan sus umbrales para captar mejor ese objeto y pierden la perspectiva de los elementos que lo rodean. Entonces la interpretación de la realidad es parcial y condicionada a lo que esa conciencia busca concluir.
Cuando uno aspira a un mundo mejor y a crecer como persona, necesita atender a los datos que entregan los sentidos y coger profundidad para percibir la realidad de un modo nuevo. Entonces sucede que esa forma personal de ver las cosas, por un instante, se aparta y permite apreciar en la propia mirada algo diferente que de algún modo verifica que cambiar es posible.
Y también están los sentidos internos, cenestesia y kinestesia. Sentidos muy importantes, a través de los cuales podemos sentir nuestra energía, la sensación de conexión con otros, el espacio interno en el que nos emplazamos o el equilibrio corporal y la forma de movernos que tenemos.
Seguramente en un futuro cercano esta especie siga desarrollando la sensibilidad para continuar sus pasos. Y entonces reconozca con claridad el poso de la unidad o la contradicción, la sensación de ser parte de otros, la modificación interna del tiempo o la inteligencia conjunta...
"...A veces una comunión perfecta con todo me ha extasiado. A veces he roto mis ensueños y he visto la realidad de un modo nuevo. A veces he reconocido como visto nuevamente algo que veía por primera vez.
...Y todo ello me ha dado que pensar. Buena cuenta me doy que, sin esas experiencias, no podría haber salido del sin-sentido." La Mirada Interna. Silo
Muchas gracias Rosa, por estas reflexiónes.
ResponderEliminarMuchas gracias
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