Hoy que todo se ha acelerado, palabras como ansiedad, depresión, angustia o pánico se convierten en cotidianas, dando un tinte de preocupación y tristeza a la vida de las personas.
Suele ocurrir que las personas cuando padecen o transitan por estos estados, sienten de algún modo que todo les sucede y que no pueden elegir transformarlos o salir de donde están. Hay quienes describen que todo iba bien en su vida hasta que en un momento dado, de repente, apareció la ansiedad.
Ese de repente, es una suerte de irrupción en la conciencia que no se esperaban. Ahí todo se tambalea, porque lo inesperado se asocia a la falta de control. Incluso es común que aumente la conciencia mágica interpretando lo que sucede como consecuencia de cualquier circunstancia paralela (que si se cruzó un gato negro, se pasó por debajo de una escalera, alguien echó un mal de ojo,...etc.)
Esto nos habla de la dificultad que tiene el ser humano para reconocer la raíz de sus problemas y entender que todo viene de un proceso en el que lo social y lo personal se conectan con una lógica inflexible.
En ocasiones, mientras se persigue MEJORAR, no se busca la raíz de los problemas, no se cuestiona la dirección de lo que se hace, la persona está supeditada a la intención de otros, al vaivén de los acontecimientos. Todo, tanto lo bueno como lo malo, se siente que es culpa de los otros. Se mejora en tanto que se consiguen objetivos, cosas, relaciones personales, puestos de trabajo, etc. Cuando eso que se persigue afuera no llega a producirse, es fácil que la persona se resienta o sienta una gran injusticia, ya que puso todo su esfuerzo en algo que no resultó.
CAMBIAR, sin embargo, exige reflexión sobre la dirección y la consecuencia de lo que se hace. Muchas veces este cambio, comienza con soltar algún deseo grosero, ampliar la forma de pensar, asumir como dejan de tener validez ciertas creencias o modificar alguna conducta que ya no es útil. El cambio es intencional, porque lo mecánico es dejarse llevar y esto de cambiar nos obliga a ATENDER, a darnos cuenta de nosotros mismos. El foco del cambio está puesto en la construcción del ser humano que queremos ser, no en lo que queremos tener.
Todos los problemas de sufrimiento que atañen hoy al ser humano vienen de la falta de sentido. Un estilo de vida basado en el consumo, en la posesión, en la valoración del dinero por encima de las personas y de las relaciones. Es el sin sentido de un individualismo atroz, que nos aísla, debilita y nos hace temerosos ante los demás.
He aquí mi pregunta: ¿a medida que la vida pasa, crece en ti la felicidad o el sufrimiento? No pidas que defina estas palabras. Responde de acuerdo a lo que sientes…Aún cuando sabio y poderoso, si no crece en ti y en quienes te rodean la felicidad y la libertad, rechazaré tu ejemplo.
Acepta en cambio mi propuesta: sigue el modelo de aquello que nace, no de lo que camina hacia la muerte. Salta por encima de tu sufrimiento y entonces no crecerá el abismo sino la vida que hay en ti. "El Paisaje interno". Silo
Comentarios
Publicar un comentario