Para estar bien

SUPERFICIAL:   Del latín superficialis, el adjetivo superficial hace referencia a aquello que está vinculado con la superficie. Lo superficial es algo que se encuentra en la capa exterior de una cosa, sin avanzar en profundidad.

Para estar bien, para no volarnos con la aceleración que lleva todo, para sentirnos tranquilos con nosotros mismos o con otros, para calmarnos y dejar de correr tras la cascada de estímulos a los que estamos expuestos, la mejor opción es traspasar la capa de lo superficial y coger profundidad.

Cada vez cuesta más separarse del móvil o prescindir de él un rato para hacer otras actividades.

Las redes sociales entran en nuestra vida llenándola de información, entretenimiento y aparentes amigos. El cotilleo en forma virtual, es un escaparate ávido de consumidores, que a veces hace crecer la popularidad de alguien por un breve instante o produce el absoluto olvido en el momento siguiente.

A veces son imágenes forzadas, incluso degradantes, las que dan paso a la popularidad, al aumento de "likes", de "followers" y a la obsesión de quien se siente protagonista por verificar sus datos de aceptación. Siempre comprobando la pantalla, la variación en los números, buscando actuaciones o inventando opiniones que encajen en los gustos de los demás... Adictos a la superficialidad, no pueden reconocer cómo frustración y ansiedad se conjugan en su interior produciendo mucho desequilibrio.

Para estar bien, la cosa va por otro lado totalmente opuesto. Entender que nuestra EXPERIENCIA sea buena o mala, es lo que tenemos, es lo que vivimos y con ella nos convertimos en lo que somos. Reflexionando sobre ella, cogeremos la perspectiva necesaria para ver si coincide lo que pensamos, con lo que hacemos y con lo que sentimos. Esta forma de mirar la experiencia, nos muestra con sencillez qué es lo que no encaja para estar bien, o qué cambiar para avanzar en ese intento.

Las experiencias que cada uno tiene son importantes, hacen a nuestra esencia como personas. Aunque parezcan de fácil consumo respecto a la mirada de otros, no son un producto para vender, para usar y tirar o para que otros se diviertan o las degraden. 




Reflexionar, valorar, elegir, hacer o dar sentido a la vida, son actos que desarrollan los seres humanos cuando se centran en lo que necesitan y dejan a un lado lo que otros van a pensar o decir de...

"Cuando alguien comprueba que el individualismo esquizofrénico ya no tiene salida y comunica abiertamente a todos sus conocidos qué es lo que piensa y qué es lo que hace sin el ridículo temor a no ser comprendido; cuando se acerca a otros; cuando se interesa por cada uno y no por una masa anónima; cuando promueve el intercambio de ideas y la realización de trabajos en conjunto; cuando claramente expone la necesidad de multiplicar esa tarea de reconexión en un tejido social destruido por otros; cuando siente que aún la persona más “insignificante” es de superior calidad humana que cualquier desalmado puesto en la cumbre de la coyuntura epocal... cuando sucede todo esto, es porque en el interior de ese alguien comienza a hablar nuevamente el Destino que ha movido a los pueblos en su mejor dirección evolutiva,..."   Cartas a mis amigos. Silo


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