"Si todo se limitara a un problema de sufrimiento individual, la solución del problema sería difícil pero no imposible. El ser humano puede creer que aislándose del resto liberará su conciencia. Pero en el mundo en que vivimos no estamos aislados. Por lo tanto, no se está aislado del sufrimiento de los demás seres humanos. Este ya no es un problema de conciencia individual, sino que corresponde también a grandes conjuntos humanos..." Silo.
Tender puentes entre personas, es una actitud de apertura hacia el mundo que no sólo ayuda a la vida, sino que fortalece la vida consciente. La conciencia necesita construir relaciones nuevas continuamente si es que queremos desarrollarla, ampliarla y más aún si lo que pretendemos es hacernos más despiertos.
Los otros, la gente, son el mundo al que vamos y normalmente cuando nos relacionamos con ellos, nos evidencian muchas de las carencias que tenemos. Este hecho está en la raíz de la dificultad para continuar profundizando en nuestras relaciones. Entonces nos quedamos apenas en una zona de trato cordial, a veces amable pero impersonal, que no implique enfrentarnos a tensiones o desencuentros. Sin embargo CREER en el otro consiste en diferenciar sus mecanismos de conducta de su intención para cambiar. Así es como se fortalece lo que nos une y así también nosotros aprendemos a tratarnos mejor.
Cuando hablamos de tender puentes, me refiero a invitar a la gente a perder el miedo a comprometerse en proyectos conjuntos. Estos proyectos a veces saldrán bien y otras se caerán en el intento, pero nos harán salir de nuestras pequeñeces y nos darán fuerza para interpretar la vida con otro sentido.
Cuando abogamos por la libertad individual, no nos damos cuenta de que hacer lo que me viene en gana cuando me surge la gana, es una gran trampa que encierra a la conciencia en una espiral de deseos personales. En esa espiral, unos deseos reemplazan a otros según se consiguen, mezclándose en una carrera de expectativas y ansiedad que desgasta y genera mucho sufrimiento.
Cuando hablamos de Humanizar la Tierra, hablamos de superar ese sufrimiento, de incorporar en el sendero de la vida a otros para juntos, ayudar a construir una sociedad en la que la gente haga lo que haga, sepa encontrar sentido a la vida.
Muchos jóvenes reclaman a sus padres la hipocresía que mostraron al volcar sus esfuerzos en conseguir dinero mientras evitando conflictos, reemplazaban su atención y cuidados por caprichos inmediatos. Esos padres, que seguramente sean buena gente, llenaron de expectativas esas cabecitas que perdieron la perspectiva de su papel frente al mundo. Se desproporcionaron internamente y sus propios problemas cogieron unas dimensiones enormes.
Lo que sabemos es que las consultas de los psicólogos están llenas de jóvenes y eso es preocupante. A menos que ellos mismos se rebelen frente a ese sufrimiento que padecen y según sus mejores aspiraciones conecten con otros para arreglar el mundo que les rodea. Siempre con otros, aprendiendo que el compromiso, contrariamente a lo que se cree, puede ser un camino lleno de obstáculos superables, que al verlos en relación con los propios límites, muestren qué es ganar en libertad.
"No es indiferente lo que hagas con tu vida. Tu vida, sometida a leyes, está expuesta ante posibilidades a escoger. Yo no te hablo de libertad. Te hablo de liberación, de movimiento, de proceso. No te hablo de libertad como algo quieto, sino de liberarse paso a paso como se va liberando del necesario camino recorrido el que se acerca a su ciudad." Silo. La mirada interna.
Es verdad q a veces nos cuesta creer en el otro...
ResponderEliminarGracias!
ResponderEliminarMe he alejado tanto de los puentes que ahora trato de permanecer inaccesible a los demás. Estos últimos años han sido de soledad y sin lazos con nadie. A veces creo que mi espacio de confort es mi propia trampa. Me cuesta abrirme y dejar que otros invadan mis decisiones, perturben mis pensamientos o rompan está paz interior que he construido. No siempre fue así, pero lo peor de todo es que me gusta este silencio, la falta de conversación o de escuchar a los demás ha dado paso a días de aislamiento, sin pronunciar palabra.
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